Me he dado cuenta de que apenas subo prebodas porque siempre suelo andar a tope y también son sesiones bonitas e importantes.
Doy muchísima importancia a las sesiones de preboda con los novios que se deciden por mí, el porqué es muy sencillo: el día de la boda siempre hay un ratito un poco más posado como es el reportaje de pareja. Para tener un recuerdo más especial, es vital que la pareja se familiarice con la cámara y le ‘pierda el miedo’ a posar, todos mis novios llegan a la sesión un poco nerviosos y el comentario general es: “No salimos nada bien en las fotos.”
Mi respuesta siempre es la misma: No es lo mismo hacerse una foto mirando a cámara con una sonrisa forzada y generalmente algún flashazo que nos mata a dejarte en manos de una persona que controle un poco la luz y que sepa llevar a la pareja para que las fotos sean naturales. La norma número uno en mis sesiones es NO MIRAR A CÁMARA, se lo prohíbo siempre excepto para alguna foto concreta. Procuro ayudar a crear una atmósfera en la que se olviden un poquito de mí y sean ellos mismos y generalmente siempre terminan pasándoselo genial.
Lo más importante para mí, lo ESENCIAL, es que pasamos una tarde divertida juntos y nos conocemos un poquito mejor, cogemos un poco de confianza y el día de la boda todo sale rodado.
En el caso de Raquel e Iñaki la verdad es que lo pusieron taaaan fácil para su sesión… fueron naturales y súper cariñosos, se notaba que se morían de ganas de que llegase su día que podéis ver en este post.